· 

Ese papi, cómo mola...

El día del padre llegó y pasó. Llego tardísimo, ¡lo sé! Pero no quería dejar de aprovechar la oportunidad (y las fotos que hicimos esa mañana, gracias a la original y creativa iniciativa de Laia de decorar una caja de cartón con papel de regalo y un texto divertido en su parte delantera) para agradecer algunas cosas a los papis. A  todos los padres que están ahí dejándose la piel día sí y día también para asegurar que la familia tiene todo lo que necesita –y más, si puede ser.

Todas sabemos lo que es ser madre en estos tiempos y en esta parte del mundo: Contamos con una sanidad de calidad, gratuita para todos nuestros bebés y para nosotras. Eso facilita el poder vivir más tranquilas; sabemos que tenemos buenos médicos que curan casi cualquier cosa, en cualquier momento.

Además, ser mamá a día de hoy es visto, en general, como algo positivo. Somos unas heroínas, sobre todo las que compaginan un trabajo remunerado con la crianza de un vástago (y no te digo nada si son tres, o más...). Desde luego, hace años que la mujer puede trabajar si lo desea, porque afortunadamente ya no se relaciona maternidad con reclusión obligada en casa. Y aunque todavía no exista la paridad, yo diría que se pueden encontrar mujeres prácticamente en cualquier rama profesional. Quedan muchas cosas por hacer, pero en términos generales creo que tenemos mucha suerte de estar donde estamos, y de haber nacido en la segunda mitad del siglo XX.

¿Pero y los padres? Ellos tienen pocas cosas que reivindicar, porque ya parten con todas las ventajas, sobre todo fuera de casa:   acceso a puestos de mayor responsabilidad, mejores sueldos, más visibilidad en el mundo laboral. Y sin embargo… una vez llega el bebé  a casa, tampoco ha de ser fácil pasar a ser, de repente, segundo plato. ¡Un segundón! No solo del bebé, que claramente sabe dónde  están sus preferencias durante los primeros meses, sino también de la mamá, que empieza a desarrollar una serie de superpoderes que la unen de forma casi sobrenatural a su bebé. Adaptarse a esa situación y salir airoso de la misma no es cosa fácil. Prueba de ello es la cantidad de separaciones que se dan en esta primera etapa...

Si el papi es lo suficientemente paciente y generoso como para esperar, protegiendo la lactancia para salvaguardar a la mamá de docenas de comentarios contrarios a sus decisiones, pronto llegarán días mejores: días en los que los pequeños le preferirán a mami (que antes de salir a la calle está  pendiente de si lleva chaqueta o no, en lugar  preocuparse de coger la pelota), o se echarán a  sus brazos cuando mamá no esté y vean llegar de lejos a la vecina besucona. En definitiva, pronto su popularidad crecerá como la espuma, porque la forma que tiene de relacionarse con el bebé y luego con el o la peque será muy distinta a mami –y a veces (admitámoslo) la preferirán.

Así que a todos esos papis que toleran como buenamente pueden los cambios de humor pre y post parto, que cogen con alegría al bebé después de ocho, o diez, o doce horas de trabajar fuera de casa, que salvaguardan la lactancia materna y defienden las decisiones de su pareja ante suegra y vecino, cuales leones celosos, que ponen la mesa, o bajan a comprar, o dan un abrazo a mami y a bebé, o todo lo anterior… ¡muchas gracias! Porque sois una parte vital de todo el engranaje. Porque gracias a vosotros este camino es más llevadero, más divertido y más fácil. Porque vuestro soporte es esencial cuando nuestras convicciones, nuestro sentido común o nuestro humor flaquean. Porque no hace falta que seáis los más fuertes para ser los mejores, aunque pocas veces lo escuchéis decir en estos términos.

 

A todos esos papis a los que les tocó educar en una época anterior, en la que los criterios de una buena educación eran otros, pero que supieron hacer llegar su amor y dedicación con igual empeño.

 

A todos esos padres que siguen ahí, repartiendo amor, tranquilidad y soporte a toda la familia. Pacientes y sin esperar nunca nada a cambio (bueno, quizá un día de asueto en la nieve o una salida en moto…). Con generosidad infinita y cariño de sobras para todos.

 

Feliz día del padrazo

Escribir comentario

Comentarios: 2
  • #1

    BatmanvsSuperman (martes, 29 marzo 2016 21:31)

    Ole,ole,ole!

    Por fin un reconocimiento publico, muchas gracias anónima bloguera.

    Simplemente remarcar que todos los papis, tanto si apoyan la lactancia materna o no merecen este reconocimiento. Peeerooo quisiera decir que los que la apoyamos tenemos aún más merito si cabe ( y si se me permite la licencia). Ya que, en mi humilde opinión, el biberón puede ser para muchos padres esa solución mágica y perfecta para aliviar a esa madre postparto ya muy lejos de su cordura de novios y, a su vez, una oportunidad perfecta para participar e integrarse por fin con el bebé y no estar tan aislado. Es decir, bravo por los que hemos resistido estoicamente a esa tentación engañosa y hemos podido ver en el horizonte los potenciales beneficios prometidos!

    Saludos a todas las mamas lactantes y los papas apoyadores.

  • #2

    Andres (domingo, 25 diciembre 2016 21:27)

    Muy acertada tu reflexión y es muy cierto todo lo que dices, nosotros cada vez más nos involucramos en la crianza de nuestros hijos, nos preoucpamos (a veces demasiado) por ellos y no se si damos más amor que antes, pero si es cierto que intentamos tener más tiempo con nuestros hijos.