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Dar de mamar y trabajar... todo es empezar

Puede que tu trabajo represente una parte importante de quién eres. Que te defina, que te haga mejor persona, que te apasione. O puede que para ti tu trabajo sea simplemente el medio para pagar tus facturas, tus hipotecas y tus vacaciones. O el lugar donde te reencuentras con compañeros a los que quieres y aprecias, con los que amas hacer equipo. En cualquiera de los casos, volver a trabajar después de cuatro, seis, diez o veinte meses de baja o de excedencia, es duro. Independientemente de si has estado dando el pecho, haciendo lactancia mixta, o dando biberones de leche de fórmula. 

Separarte tantas horas de la persona que te ha cambiado completamente, que te ha vaciado de paciencia y de energía, pero colmado de amor, que ha sido el centro de todas tus preocupaciones, dudas, alegrías y tristezas en los últimos meses... cuando hasta ahora no os separabais ni para ir al baño (literalmente) es un mal trago.

Si además sumamos una situación, bastante común en nuestro grupo, en la que los inicios de la lactancia materna fueron difíciles y accidentados y por fin, ¡por fin! todo fluye y mamá y bebé están disfrutando como enanos de una lactancia tranquila y placentera... todavía se nos hace más cuesta arriba, si cabe.

Así que, como hacemos habitualmente en el seno (¡nunca mejor dicho!) del grupo, durante las reuniones de los miércoles por la mañana, os traigo esta vez experiencias de algunas mamis que, habiendo pasado por el trago de regresar al trabajo después de una baja corta, media, larga, excedencia o todo ello sumado, desean compartir sus temores y vivencias con las que venimos detrás, y que, más tarde o más temprano, nos veremos en la misma tesitura. Prepárate una tacita de té o un café con leche, unas galletitas y ponte cómoda, que por aquí vienen...

Las historias de A y H

A tenía ocho meses cuando volví al trabajo.

Vivíamos una situación familiar complicada y había decidido alargar un poco la baja con una excedencia. Yo estaba preocupada por lo que nos preocupamos todas, ¿me conseguiré sacar suficiente leche? ¿cogerá el biberón? y si no lo coge ¿cogerá el vaso de adaptación? ¿la cuchara? ¿comerá algo en todo el día?

Habíamos hecho alguna prueba pero ninguna muy en serio. En el libro de Carlos Gonzalez habíamos leído que no hace falta hacer sufrir al niño antes de tiempo e ir probando antes del día X, que cogerá el bibe si quiere y no lo cogerá si no está por la labor. ¡Pero no le pasa nada!

Dos meses antes aproximadamente empecé a hacer el banco de leche. Conseguí tener casi 3 litros de leche en bolsitas, pero lo máximo que me sacaba cada vez eran 50 ml ¡y me temía que A comía mucho más que eso! ¿que iba a hacer al empezar a trabajar si sólo conseguía sacar 50? ¡Me iba a comer el banco de leche en 15 días! 

Y llegó el día...

Cuando me fui de casa no me preocupaba la lactancia -me preocupaba separarme de mi bebé tantas horas, irme cuando aún estaba dormida y no haberla visto desde la noche anterior, pero eso es otro tema...

¡Todo acabó con final feliz!

A cogió el biberón súper bien (¡es cierto no todos lo hacen!) se dejó cuidar por papá y por la canguro (estábamos en pleno verano y no había guardería) ¡y comió muchísimo! Como 300 ml. Pero.... ¡¡¡yo en el trabajo me saqué 400 ml!!! Mi preocupación por dilapidar el banco de leche desapareció. Al no estar con ella todo el día en la teta, obviamente el sacaleches sacó sin mayor problema una barbaridad. 

 

Mi horario en el trabajo era de 7:30 a 16:30 h. Lo que yo hacía era darle de mamar justo antes de salir de la cama si estaba un poco despierta, luego sacarme a la hora del desayuno (sobre las 10 h) y al final de la hora de comer (sobre las 15h). Con dos extracciones conseguía leche más que suficiente para ella para el día siguiente. Poco a poco la cosa se regularizó y normalmente me saco 250-300 ml, que es lo que ella se toma. Últimamente (¡ya con un año!) desde que va a la guardería el rato que yo no estoy come comida "normal" y se engancha y abraza a la teta y a la mamá en cuanto me ve :)


Con H hicimos lactancia materna exclusiva hasta los seis meses, aunque yo me incorporé a la oficina cuando tenía 5 meses y una semana. Lo primero que hice fue comprarme un sacaleches y empezar a hacer un banco de leche, un mes antes de la vuelta al trabajo.

Cada mañana venía la abuela a buscar a H a casa, y así le daba el pecho hasta las 8, hora en la que tenía que salir. Durante los primeros 15 días en casa de los abuelos, H apenas tomaba leche: no quería saber nada de los biberones, y aunque le ofrecían la leche en diferentes vasos  de aprendizaje o cuchara de postre, él se negaba a tomar más de 30 ó 50 ml durante las casi ocho horas que yo estaba fuera.

Nuestro horario era el siguiente: H se despertaba sobre las 7 y le daba de mamar hasta las 8, que era cuando me iba de casa. Como venían los abuelos a buscarlo, mamaba hasta las 8 en punto. A las 15.30 h yo ya estaba en casa de los abuelos dándole el pecho de nuevo. Durante ese mes y hasta que cumplió los seis meses y comenzamos con la alimentación complementaria por las tardes y por las noches, H no soltaba la teta, así que recuperaba las horas de la mañana en las que había estado ausente.

En el momento que empezamos con la alimentación complementaria, a partir de los 6 meses, cuando llegaba a casa de los abuelos H ya había comido su verdura/pasta/legumbres con carne o pescado, mamaba de un pecho y se quedaba frito mientras yo me sacaba la leche del otro pecho, para que se la ofrecieran al día siguiente con cereales. Esta rutina de sacarme leche de lunes a viernes duró 8 meses. Al principio sacaba 150 ml, e incluso 180 ml  en 30 minutos, pero en los 3 últimos meses para sacar 120 o 130 ml necesitaba estar una hora... Conforme pasaba el tiempo sacaba menos cantidad y tenía que estar más rato con el sacaleches.

Por el tipo de trabajo que tengo, me era imposible sacarme leche en la oficina -únicamente podía aliviar la hinchazón cuando me notaba el pecho muy duro.

El pecho se regula, y los peores días eran los lunes, porque después del fin de semana dándole pecho a demanda, tocaba vaciarlo varias veces en el baño de la oficina para evitar problemas; pero el resto de la semana ya lo llevaba de nuevo bien. En mi caso se ha regulado súper bien, tanto que ya no necesito siquiera discos de lactancia (¡cosa que me parecía imposible! -al principio los manchaba mucho).

 

A día de hoy, seguimos con lactancia materna a demanda. H tiene 16 meses y lo único que ha cambiado en nuestra rutina es que, desde el mes de septiembre, ha empezado a ir a la guardería y ya no me extraigo leche. Eso sí: en cuanto lo recojo a las 15.30 h me pide, o más bien me exige, "teta yaaaaa".


Esperamos que estas historias os den ánimos para comenzar al cien por cien esta nueva etapa.

Es cierto: cada fase en la maternidad es distinta a la anterior, y sí, cuando parece que ya está todo encauzado, regresan las dudas y las circunstancias dan un giro (a veces inesperado) de 180 grados.

Pero para nosotras, que ya hemos llegado hasta aquí, no hay obstáculos insalvables, sino nuevas oportunidades para crecer y aprender.

Y, sobre todo, para apoyarnos las unas en las otras, y dejarnos mimar, querer y cuidar por aquellos que nos rodean.

¡Mucha suerte a todas las que comenzáis ahora esta nueva etapa!

Por aquí seguiremos: viéndonos, leyéndonos, contándonos...


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